jueves, 21 de abril de 2011

Pubertad

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Los Medios de Comunicación, los Niños y la Nuevas Tecnologías de la Información

La relación de los chicos con los medios de comunicación ha sido escasamente estudiada en todo el mundo. Menor aún ha sido la preocupación por conocer el vínculo y la apropiación que «los niños de sectores populares» hacen de los medios.
Los estudios sobre los chicos y los medios han ignorado prácticamente las diferencias sociales. Y si tales diferencias no han sido objeto de análisis, quizás se deba a la idea generalizada de que el contexto social no afecta la relación que los más jóvenes construyen con los medios de comunicación.
Sin embargo, los chicos no escapan al efecto que las diferencias sociales tienen sobre la manera de elegir y de interpretar una emisión televisiva, y de leer (o no leer) diarios o revistas. Los consumos culturales de los niños adquieren significaciones muy diversas según el medio social al que pertenecen. El hecho de que chicos de sectores sociales diferentes enciendan la televisión para ver el mismo programa, no supone una comunión ni una uniformidad en la recepción que hacen de esta emisión.
¿Podemos ubicar en pie de estricta igualdad a quien ve un programa de televisión por falta de otra actividad recreativa y a quien lo deja como sonido de fondo mientras se distrae con juguetes electrónicos en su habitación?.
Es cierto que la vida de un chico es una historia «singular». Y que esa singularidad se construye según una lógica específica, la de su identidad personal, la de su subjetividad. Es cierto también que el hecho de vivir en un barrio popular no determina directamente las características de los chicos que lo habitan, y menos aún sus historias de vida. El individuo no es la simple encarnación de un grupo social ni el resultado de las influencias de su entorno. El individuo es singular y su identidad se construye a partir de su propia historia.
Sin embargo, interesarse por los más pequeños en tanto sujetos singulares no significa olvidar que los individuos se construyen siempre en «lo social». La singularidad no puede comprenderse si no la pensamos con referencia al mundo en el cual esta singularidad se construye. El entorno social no modela ni determina directamente a la persona, pero constituye el universo de significación a partir del cual el sujeto construirá su mundo y su percepción del universo.
Es este universo de significación y esta percepción de la realidad, construidos en un entorno social, lo que nos interesa estudiar a partir de la «particular» relación que los alumnos de sectores populares establecen con los medios. La diversidad de expectativas familiares, la desigual legitimidad cultural y el acceso inequitativo a las alternativas lúdicas, generan una relación especial entre los chicos de sectores populares y los medios de comunicación.
Constatar las diferencias culturales no significa de ninguna manera valorar. La escuela, sin embargo, no opina lo mismo, y con frecuencia emite juicios. No valora de la misma manera el teatro y el «bricolage»; no coloca en pie de igualdad las historietas y la literatura de los clásicos, el libro y la televisión, la lectura y la jardinería.
Entre todos los medios de comunicación la televisión es la que tiene una mayor presencia casi exclusiva, diríamos en la vida diaria de las familias populares. No compran el periódico y prácticamente no escuchan la radio dentro de la casa. La televisión suele estar encendida desde muy temprano en la mañana hasta muy tarde en la noche. La familia, con siete u ocho miembros, vive en general en una sola habitación y la pantalla ocupa un lugar importante en tan limitado espacio. Es la importancia que tendrá en la vida de los más pequeños.
La televisión es la principal compañera de los chicos de sectores populares: nacen con ella, comen con ella, duermen con ella. La pantalla adquiere rápidamente un estatus de amiga que acompaña, de hermana que es cómplice, y, no pocas veces, de madre que cuida.
Ahora bien, este último tiempo se ha agregado una nueva tecnología a la comunicación social y por ende a la sociedad en su conjunto, que se han dado en llamar la Nuevas Tecnologías de Información y de la Comunicación (NTIC). Donde catedráticos del periodismo afirman que el fulgor de Internet y su velocidad de avance impiden asimilar con precisión todo su significado; que particularmente para los medios de comunicación, y en consecuencia para los comunicadores, la Web y con ella todos los avances en Tecnología de Información y Comunicación representa como ya se ha dicho una enorme oportunidad y desafío.

Las oportunidades y desafíos que se desprenden de Internet para la comunicación social son tan infinitas como ese mundo que va creciendo en la Web.  La Red invita a los comunicadores sociales, y también a los medios de comunicación tradicionales, a involucrarse de manera provechosa para sacar partido de esas llamadas nuevas tecnologías de información y comunicación de la mejor manera, con intenciones de permitirse ocupar dignamente un espacio en el que prácticamente todas las áreas son una oferta interesante, atractiva y por qué no, excitante:  En sentido práctico en cuanto a la generación de contenidos; en sentido filosófico en el análisis de sus implicaciones sociológicas y el impacto en la formación de opinión pública.

Internet incide en la comunicación social al ofrecer no sólo una nueva herramienta para facilitar el trabajo de investigación que supone el buen periodismo, porque nos coloca al mundo más cerca,  sino también al permitir un nuevo espacio en el cual desenvolverse y al obligar a la profesión a plantearse una nueva visión de formación. 

No se trata de decir de manera airada que Internet y las Tecnologías de Información han afectado o cambiado la comunicación social,  porque es evidente que la obligan constantemente a cambiar, así como lo hacen con el resto de las actividades que el hombre desarrolla en el mundo.

Se trata simplemente de destacar la importancia que tiene hoy el hecho de asumir con responsabilidad la tarea de mirar todas las innovaciones tecnológicas que surgen en el área de información y comunicación desde una perspectiva más amplia, porque es imposible ya mirar desde afuera.  Todas las afirmaciones que tienen cabida aquí sólo son un humilde intento de mostrar cómo las tecnologías arropan toda actividad de comunicación, para mejorarla en gran medida,  y cómo los comunicadores sociales y los dueños y líderes de medios de comunicación pueden  hacer que tales innovaciones y mejoras resulten beneficiosas tanto para los medios tradicionales como para la profesión.

Ya no puede dudarse que los medios de comunicación forman parte de las tecnologías de información y que a su vez, en acción complementaria, mejoran con cada invención que surge en el área.

Tampoco hay duda de las oportunidades que surgen para los comunicadores sociales en este nuevo orden mundial que impone la llamada Revolución de Información.  Pero como toda tecnología resulta beneficiosa para la humanidad en la medida que el hombre reconoce sus atributos y les da uso en esa dirección, queda en manos de los comunicadores y de los docentes, que en este caso son los formadores, la labor de continuar planteando las interrogantes e ir buscando las respuestas. Porque definitivamente, el debate apenas comienza.

Carmen Selina Amoy
Maria Victoria Diaz